De latina a latina, este grupo ofrece contención y apoyo a las mujeres víctimas de violencia de género

Gabriela Burnett explica que las mujeres más vulnerables son aquellas que pierden su permiso legal migratorio a causa de violencia doméstica y por ello acaban indocumentadas.

Yuriria Herrera, Gabriela Burnett y Sofía Steiner Garro
De izquierda a derecha: Yuriria Herrera, Gabriela Burnett y Sofía Steiner Garro. Credit: Shamim Malekmiam.

La pequeña se sienta en la falda de su mamá mientras ella le pone dibujitos en el teléfono.

“Por favor”, le pide a su hija, poniéndole el teléfono delante.

La niña tiene tres años. Tiene un broche de brillantina en el pelo y una botella de agua rosa en sus manos. En cuestión de segundos, se encuentra absorta en la pantalla.

Cuando su mamá quedó embarazada de ella, solamente conocía a su actual marido hacía un mes. Se conocieron en Tinder, explica.

“Y me dijo que quería formar una familia”, dice la mujer, que prefiere el anonimato pues todavía comparte el hogar con su esposo.

Era muy amoroso y le dijo que quería algo serio aunque apenas se conocían, explica ella.

La acompañaba a las citas médicas y le ofrecía todo su apoyo. “Era demasiado bueno para ser verdad”, me dijo la mujer el sábado, sonriendo.

Su embarazo se extendió hasta el comienzo de la pandemia y las restricciones. Fue entonces que notó que su pareja tenía un problema con la bebida, me explica.

Dice que al levantarse por las mañanas se encontraba con latas de cerveza vacías y botellas de whiskey en la mesa del comedor.

Cuando ella se quejó, él dejó de demostrarle cariño. Le empezó a pedir que contribuyera con el alquiler, explica, pero ella estaba embarazada y sin trabajo.

Me decía: “Estás viviendo gratis en mi casa”.

Dice que le pegó una vez, pero que sobre todo fue abuso emocional y verbal. “Yo no tenía a nadie aquí”, explica la mujer, que es latina.

Ahora tiene una orden de protección contra él que tiene que renovar cada seis meses. Dice que su esposo se comporta mientras la orden está vigente.

Pero le llevó bastante tiempo tomar coraje para contarle a otros lo que estaba viviendo.

Explica que fue en Latina Women Against Violence (Mujeres Latinas Contra la Violencia) donde se sintió segura para hablar. Este es un grupo formado por mujeres latinoamericanas con el fin de apoyar a otras mujeres hispánicas en Irlanda que buscan una salida a la violencia de género.

Gabriela Burnett, co-fundadora y coordinadora de Latina Women Against Violence, explica que los problemas migratorios y la barrera lingüística hacen que sea aún más difícil para las mujeres migrantes víctimas de violencia de género conseguir ayuda, y justamente lo que ellas intentan es ayudar en esos aspectos.

“Nos dimos cuenta que casi no podíamos encontrar información en nuestro idioma”, explica.

Percibir el problema

Hace dos años, Burnett, que también es la presidenta de la Asociación de Residentes Bolivianos en Irlanda, notó lo seguido que se enfrentaba a casos de violencia doméstica y violencia de género en ese rol.

“Durante la pandemia tuvimos más casos, realmente, y nos dimos cuenta que no sabíamos qué hacer ni adónde acudir”, explicó Burnett el viernes vía Zoom.

Las mujeres más afectadas fueron aquellas en situación de inmigración precaria o que habían perdido su permiso de migración como resultado de la violencia doméstica.

Y prácticamente no existía información en español sobre qué hacer, cómo conseguir ayuda, explica Burnett.

A través de la Asociación de Residentes Bolivianos en Irlanda y junto a otras mujeres, comenzaron a escribir información en su lengua materna. Pero no fue sencillo.

“Porque no entendíamos bien cómo funcionaba todo”, dice Burnett.

Cuando aún seguía la pandemia y todo era online, Burnett contactó a un grupo en el condado de Offaly que ofrecía capacitación remota, Offaly Domestic Violence Support Services.

“Le pedí a la persona a cargo material en español, y me dijo que no tenía nada”, explica Burnett.

Pero le dijo que si quería, Burnett podía traducir su material para difundir.

Se encontraron para charlar sobre la vulnerabilidad de las mujeres migrantes a ser víctimas de situaciones de abuso doméstico.

Esta persona le ofreció entrenarla para que Burnett pudiera empezar un grupo para ayudar a estas mujeres.

Así fue como nació el grupo Latina Women Against Violence. “En este momento contamos con doce voluntarias”, dice Burnett.

Ofrecen acompañamiento y apoyo, y organizan talleres en español con abogados y mediadores donde tratan temas como el control coercitivo. También suben videos a su canal de YouTube.

Dependiente y asustada

Las mujeres más vulnerables, explica Burnett, son las que se han vuelto indocumentadas al haber perdido su permiso como inmigrantes legales como consecuencia de las situaciones de violencia doméstica.

Cita un caso en el que un hombre trajo a una mujer a Irlanda con una visa de turista y le prometió que luego solucionaría su permiso migratorio. Pero nunca lo hizo.

Burnett acompañó a la mujer a un voluntariado de apoyo a víctimas de violencia doméstica fuera de Dublín. Pero dice que la experiencia la desilusionó. “Literalmente le dijeron adelante mío que era una inmigrante ilegal”.

Burnett les dijo que no era ilegal, que estaba indocumentada. “No pueden decir eso. No pueden”.

Finalmente, consiguieron apoyo para la mujer en Dublín.

Estar indocumentada puede silenciar a las mujeres de otras maneras. Hay quienes no se animan a denunciar a sus abusadores a la policía por miedo a que investiguen su permiso de residencia e intenten deportarlas.

El Departamento de Justicia tiene un programa migratorio para víctimas de violencia doméstica cuyo permiso de residencia depende de su abusador, y establece una vía para que consigan un permiso independiente.

Pero las regulaciones y la página web parecen contradecirse entre sí sobre quién es elegible para participar.

“No eres elegible para participar si resides en Irlanda de manera ilegal”, dice el sitio web de inmigración irlandés.

En las regulaciones emitidas en junio de 2021 se establece que para poder participar las personas deben tener un permiso de residencia legal ya sea como dependientes de un ciudadano irlandés o un inmigrante extranjero. Pero también dice que las personas pueden presentar una solicitud si su permiso de residencia ha vencido.

“Pero deben explicar claramente en la solicitud las circunstancias por las cuales el permiso no ha sido renovado”, se explica en las regulaciones.

También dice que las personas deben denunciar casos de abuso a la policía independientemente de su propia situación migratoria.

Amor y charlas motivacionales

Yuriria Herrera, que posee una maestría en resolución de conflictos, explica que es voluntaria en Latina Women Against Violence porque se siente muy cercana a la causa.

Ella es de México, donde la cultura machista y los derechos adquiridos de los hombres elevan los casos de violencia doméstica.

A principios de la pandemia, cuando los casos de violencia doméstica aumentaron, el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, restó importancia al creciente número de pedidos de ayuda, tildándolos de falsos.

“Siempre quise ayudar de alguna manera con este tema”, cuenta Herrera el jueves por la noche en un café.

Valora poder ofrecer acompañamiento a estas mujeres, y da charlas motivaciones para ayudarlas a denunciar a sus abusadores o buscar ayuda. “Porque tener que hablar con las autoridades y explicar tu situación es muy intimidante”.

Sofía Steiner Garro, también voluntaria, se encarga del área de marketing y comunicación del grupo.

Nació en Costa Rica y sobrevivió a la violencia de género. Esto sucedió antes de mudarse a Irlanda, donde consiguió el apoyo que necesitaba, explica.

“Yo lo sobreviví, y si hay algo que pueda hacer para ayudar a otra mujer, lo haré”, dice Garro el viernes, en el café Blas en la calle King’s Inn.

Al igual que Herrera, Garro dice que el impacto de la violencia masculina en su país de origen es un factor motivador en su labor como voluntaria, sumado a la creciente ola de antiinmigración que percibe aquí.

Herrera dice que las dificultades para navegar el sistema de permisos laborales de Irlanda les da una oportunidad a los hombres abusivos para aprovecharse de mujeres migrantes a las que se les dificulta conseguir permisos de residencia que les den independencia. Se aprovechan del deseo de estas mujeres de querer vivir aquí para silenciarlas.

Cuenta que conoce casos de hombres que les quitaron los pasaportes a las mujeres.

Herrera dice: “Si puedes tener un permiso de residencia independiente, eso es lo mejor. Eres libre”.

La mujer con la pequeña de tres años, que ya conocía a Herrera antes de acercarse al grupo, dice que espera algún día también poder ser voluntaria junto a Herrera.

“Le digo: Yuri, un día voy a estar del otro lado”.

—Traducido por Naná Isa


Puedes contactarte con Latina Women Against Violence a través de Facebook o Instagram.Si tú o alguien que conoces necesita ayuda, la línea nacional de Women’s Aid está abierta 24 horas al día a través del 1800-341-900.

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